Un alto nivel de deserción laboral entre profesores recién egresados reveló un estudio realizado por el Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile.
De acuerdo a un artículo de La Tercera, la investigación está basada en información del Ministerio de Educación, la que señala que en la primera década del 2000 ingresaron al sistema educacional del país 126 mil profesores nuevos, representando entre un 7% y 8% de aumento anual comparado con las décadas pasadas. Un dato importante es que el 40% de estos maestros no estaba ejerciendo al finalizar el año 2009.
La tendencia va al alza, ya que entre 2000 y 2004 se registró un promedio de deserción de entre 9% y 12% en profesores con un año de experiencia, mientras que en los dos años siguientes, 2005 a 2006, la tasa subió un 20%.
Los datos no son alentadores, indicando que el 44% de los profesores que ejercían en el sector municipal y particular subvencionado renunció luego de trabajar cinco años. En instituciones particular pagadas esa cifra llegó al 40%. En cuanto a la rotación en los primeros años de docencia, se determinó que el 14% de estos profesionales se cambió de establecimiento.
En la nota de La Tercera, la auotora del estudio Beatrice Avalos, explicó que los datos “son parecidos a la de otros países, sobre todo al resultado que tiene Bélgica, que en cuanto a deserción es muy similar a Chile. Y aunque hay que aclarar que no estamos en una situación horrorosa, porque es un tema recurrente en muchos sistemas educativos, tampoco es bueno que esto ocurra”.
La también premio nacional de Educación detalló que “tenemos que preocuparnos para que estos docentes no abandonen el sistema. Son profesores que han sido preparados por cinco años, que llegan a ejercer y se hacen cargo de estudiantes, y los estudiantes a los que ellos llegan tienen que experimentar muchos cambios debido a la deserción. Esto al final afecta también al alumno”.
Entre las razones indicadas por los profesionales para dejar las aulas figuran cinco motivos constantes, siendo la mayoría porque “no encontraban perspectivas de desarrollo profesional, nuevas oportunidades, ya sea dentro o fuera del sistema educacional. En segundo lugar, hablaban de las condiciones de trabajo, salario, beneficios complementarios para tener un estándar de vida adecuado” según explica el investigador Juan Pablo Valenzuela.
A lo anterior se suma la mala gestión de liderazgo del equipo directivo del establecimiento, el clima laboral y la autonomía profesional.
“Decían sentirse solos y sin espacio para hacer mejoras o cambios, que los directivos sólo gestionaban el día a día y no tenían una mirada de futuro, y tenían temor de transformarse en un profesional poco desarrollado en el tiempo y asumir esa cultura que estaban observando”, explicó el investigador en La Tercera.